martes, 18 de junio de 2013

Roles Auxiliares No Profesionalizados



Seguimos a vueltas con la participación de los roles o Yo Auxiliares no profesionalizados en grupos terapéuticos naturales, seguimos experimentando cómo supone una dificultad de especial relevancia durante gran parte del desarrollo de los grupos. En nuestra experiencia nos cuesta mucho esfuerzo y muchas sesiones llegar a que el psicodrama en el que intervienen exclusivamente roles auxiliares del propio grupo natural, que no han sido entrenados, realmente comience a rodar fácilmente.


Ya en el comentario del 27 de febrero, que tuvo su segunda parte el 17 de mayo de 2012, reflexionamos sobre esta dificultad y aportamos lo que entonces eran nuestra visión, unos meses después, con otra experiencia acumulada, nos parece interesante volver sobre el tema con una visión quizás más pragmática sobre cómo hacer para favorecer el proceso.


Lo cierto es que pese a considerar las posibles ventajas de los roles auxiliares entrenados, o profesionalizados, la realidad es que frecuentemente, en los grupos de terapia naturales, no es posible contar con “profesionales del rol titulados”, no teniendo más alternativa que recurrir a los propios miembros del grupo para desarrollar todos los roles, desde el doble del protagonista hasta los roles más abstractos e inmateriales, aunque esto también aporta importantes ventajas de las cuales nos gusta destacar que realmente nos comprometemos con una terapia de grupo con el grupo y para el grupo, siendo el modo más efectivo de lograr que el psicodrama sea la terapia del grupo en el mejor de los sentidos propuesto por Moreno.


Tal y como comentamos en las anteriores reflexiones se hace necesario cierto entrenamiento de todos los miembros del grupo en el desempeño de roles, entrenamiento que realizamos en el grupo y forma parte de su desarrollo; en su momento proponíamos determinados juegos preparatorios con el desarrollo de pequeñas escenas o viñetas que ayuden a entender la dinámica del desempeño del rol y a coordinar la acción desde las indicaciones del Director (consultar entrada del 17 de mayode 2012).


Pero tal y como lo venimos experimentando esto, aunque necesario, no es suficiente, consideramos esencial cuidar la preparación y adoctrinamiento necesario de quien es llamado a representar un doble del protagonista o un rol auxiliar, en el momento en que ya es incorporado a un psicodrama completo.


Los riesgos constatados en la ejecución por parte de los roles auxiliares naturales son fenómenos tales como la distorsión del contenido y de las emociones asociadas, la invasión del rol, la sobreactuación, la contaminación del rol desempeñado con roles propios, la confusión del rol desempeñado con otros presentes en la escena, la distracción y extravío en la situación, la usurpación del rol del director, la intromisión de indicaciones y consejos para el protagonista, etc. Son muchas las posibles interferencias, lógicamente el Director estará atento para reconducir cualquiera de estas alteraciones, pero no siempre es fácil y desde que se presentan entorpecen el desarrollo del psicodrama, en el mejor de los casos lo hacen más lento y frecuentemente pueden llegar a bloquearlo sin que el director pueda manejar a la vez la dirección de los roles auxiliares, del protagonista y de la propia acción del psicodrama en curso.


Es por ello que consideramos muy importante anticiparse a cualquiera de estos problemas dedicando a tal fin un cuidado y tiempo especial en la incorporación a escena de cada uno de los roles auxiliares que van siendo elegidos por el protagonista. Es importante empezar bien para que luego la escena fluya bien.


Para ello proponemos una técnica adecuada para la incorporación de roles auxiliares a la escena a través de la cual queremos hacer tres cosas:


   1.- La insaculación del Rol.

   2.- Dar una Directriz genérica para la acción.

   3.- Sintonizar la Empatía del auxiliar con la escena protagonista.


De un modo u otro el Director debe saber trasladar o más bien implantar estas directrices en la incorporación de cada rol a la escena. En los 30 a 60 segundos que puede durar la incorporación de todos y cada uno de los roles auxiliares el director debe ser capaz de incorporar estas tres cosas.


Un ejemplo de cómo hacerlo:


Director: Quien podría representar el papel de Don Antonio.


Protagonista: …Hum… podría ser Manuel…


Director: Por favor Manuel, estaría bien para ti hacer el papel de Don Antonio.


Manuel: Esta bien… lo podría hacer.


Director: Bien acércate aquí. Ahora vas a desempeñar el papel de Don Antonio. [Realmente] Vas a ser Don Antonio (insaculación del rol). Por un momento deja a un lado tu propio modo de ser, ahora serás Don Antonio a todos los efectos, pensarás y sentirás como él (directriz genérica de actuación). Pero no sabemos como actúa Don Antonio, para que puedas ser Don Antonio, Juan [el protagonista] nos va a mostrar como actúa Don Antonio, observa atentamente como nos lo muestra Juan y trata de sentir las emociones que nos trae Juan y las que siente Don Antonio (Sintoniza la empatía).


Director: Juan, por favor, nos puedes mostrar cómo actúa Don Antonio, toma su rol y muéstranos cuál es su respuesta a esta situación, por favor, sitúate en el lugar que ocupa Don Antonio y muéstranos como es su respuesta. Manuel percibe atentamente la actuación de Don Antonio.


Juan: ejecuta el rol de Don Antonio… (con las indicaciones precisas del director hasta su conclusión)


Director (dirigiéndose a Juan): Bien Don Antonio, por favor, ocupe su lugar en la escena realice su actuación tratando de sentir como se siente Vd. respecto a esta situación y como se siente Juan al respecto (reiteración para sintonizar la empatía). Juan ocupa tu posición y desde ahí veamos lo que sucede.


El gran desafío del Director es trasmitir toda la fuerza del rol en una concisa y muy breve intervención pero de una importancia crucial para que el rol auxiliar “entre” realmente en su papel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario