sábado, 29 de junio de 2013

Cambio de Rol <----> Cambio Terapéutico


El poder del Cambio de Rol


Está bien establecido y es comúnmente aceptado que el “Cambio de Rol” a lo largo del desarrollo de la escena psicodramática constituye el mayor potencial y poder de cambio terapéutico en el psicodrama mismo y en la terapia Psicodramática.

Cada escuela de psicoterapia se apoya en un proceso de cambio propio. En la terapia se actúa de diversas maneras para promover el cambio terapéutico, aquello que hace que la persona tome conciencia de alternativas y nuevas formas de afrontar determinados problemas y encontrar sus soluciones. Para lograr tal resultado cada escuela usa mecanismos, medios, métodos particulares que tratan de poner en marcha el proceso de cambio postulado por su propia teoría.

Así, por ejemplo, en el psicoanálisis clásico, el proceso de cambio subyacente es la elaboración analítica del material que aporta el paciente en la terapia, esto es lograr un nuevo significado para las ideas, preocupaciones, emociones, relaciones o acciones del paciente.

En la Psicoterapia Centrada en el Cliente, el proceso de cambio es de tipo narrativo, la propia narración del Cliente es la que hace descubrir las potencialidades no actualizadas del Cliente y liberar su potencial para el cambio auto-curativo.

En la Psicoterapia de tipo Gestáltico, el proceso de cambio se basa en la sucesiva entrada y salida del foco de atención de cada problema para poder observar las figuras relevantes en relación con su fondo en cada curso de acción.

Por su parte en la Terapia Cognitivo Conductual, es el cambio de las condiciones antecedentes y consecuentes de las conductas problemáticas lo que conseguirá cambiar esas conductas que incapacitan, causan daño y sufrimiento.

En nuestro caso, en el psicodrama el más poderoso mecanismo de cambio es el que se pone en marcha a través del “Cambio de Rol”, siguiendo las ideas de Moreno, es cuando me pongo en los zapatos del otro y tomo sus ojos para ver con ellos y al mismo tiempo le doy mis ojos para que pueda ver como yo veo, es cuando la escena cambia completamente. Mi “material” y su “material” cambian de lugar y adquieren un nuevo sentido, mi narrativa y su narrativa se combinan para generar una nueva narrativa integrativa de una nueva realidad que es el tu y yo relacional se hacen figura sobre un nuevo fondo, figura que es completa y compresiva de la realidad total, en la que las condiciones de la conducta tienen una nueva lectura y un nuevo efecto que necesariamente conlleva al ajuste de las consecuencias y su reinterpretación.

Ciertamente el Cambio de Rol dentro de la teoría clásica Moreniana, es un mecanismo de cambio muy poderoso que puede integrar muchos de los mecanismos postulados y usados en otras teorías de la Psicoterapia.

Pero desarrollar, de modo apropiado, el Cambio de Rol de modo intensivo a lo largo de la dramatización no es tarea fácil. Se hace lento y puede ser pasado, ya que implica una cuidada sistemática para que cada rol sea introducido desde su ejecución.

En el desarrollo del psicodrama es fuerte la tentación de abreviar y tomar el atajo de la explicación del rol en lugar de la ejecución del rol. Pero, no es lo mismo, será más rápido, pero no es igual y no tiene el mismo efecto.

Por eso se hace necesario tomarse el tiempo necesario y dejar que las escenas se monten,   organicen y desarrollen, a su ritmo, desde el protagonista dando tiempo suficiente para que pueda introducir el personalmente y desde su actuación todos y cada uno de los roles que van a participar.

No basta que el protagonista desde su puesto nos explique cómo es el rol de quien es llamado a intervenir para que seguidamente lo represente un Yo Auxiliar, esto puede dar la falsa apariencia de que el psicodrama se organiza de modo efectivo, el Yo Auxiliar puede comprender muy bien el rol asignando y hacer una interpretación escénica impecable, pero la interpretación escénica, por buena, emotiva y bella que sea no es lo que propiciará el cambio en el protagonista, lo que es al fin, el propósito del psicodrama.

Al hacer que el protagonista salga de su propio papel, tenga un movimiento real y físico para adoptar otra posición y desde ella muestre como actúa cada nuevo personaje, estamos comenzando a tener terapia, el protagonista no solo nos está mostrando como es el personaje sino que ya desde este momento está tomando su posición y percibiendo algo nuevo desde el punto de vista del personaje, algo que muy probablemente nunca antes había tenido ocasión de sentir. Es que ya está percibiendo y sintiendo como actúa esta persona y empezando a ver la realidad desde sus zapatos y con sus ojos.

 Y si en la introducción de cada persona en la escena psicodramática es importante que la realice el protagonista no simplemente explicando el rol, sino mostrando como es, aún es mucho más importante en todo el desarrollo de la escena psicodramática.

Es frecuente y una gran tentación dejar que el protagonista desde su rol aporte explicaciones sobre lo que hizo o debería haber hecho uno u otro de los participantes, fácilmente el Yo Auxiliar puede tomar al vuelo estas indicaciones e incorporarlas en la escena con gran realismo y fuerza dramática, pero ¿es esto terapéutico? Más bien no o al menos débilmente terapéutico.

Por el contrario, es un esfuerzo de dirección, quizá la mayor habilidad del Director de Psicodrama, ser capaz de modificar estas explicaciones, pidiendo sistemáticamente y de modo continuo al protagonista que deje su Yo Auxiliar en su lugar de la escena y que pase a ocupar cada uno de los roles para mostrar lo que piensan sienten y actúan de un modo completamente integrado y desde sí mismo. Esta fórmula es útil en la introducción de los personajes y preparación inicial de la escena.

Pero conforme avanza el Psicodrama, hay otro aspecto práctico importante en el desarrollo Clásico Moreniano, es como abordar el cambio de rol en la elaboración del núcleo conflictivo de la escena. En este caso, cuando el psicodrama profundiza en la escena, se han introducido los roles y se ha establecido al dinámica de relación e interacciones entre los distintos roles, normalmente nos centramos en las interacciones más nucleares del conflicto subyacente.

Seguimos apoyándonos intensivamente en el cambio de rol. Pero en este puto tenemos dos alternativas técnicas que dan lugar a un desarrollo y resultado diferente, podemos conducir el psicodrama de dos modos:

A) Como en la introducción de roles, en la interacción del protagonista con los otros roles, realizamos el cambio de rol, haciendo que el protagonista asuma el rol de la otra parte y dejando al Doble Auxiliar del Protagonista en su lugar mientras el Yo Auxiliar observa desde fuera para luego reproducir la acción mostrada.

B) Se realiza un cambio de rol completo, el Protagonista asume el rol del otro mientras el Yo auxiliar que lleva ese rol toma el rol del protagonista, a su vez el Doble Auxiliar del Protagonista acompaña y presta soporte emocional al protagonista en el rol que asume participando de la vivencia del protagonista desde el rol auxiliar.

Quizá pueda parecer una diferencia sutil de poco impacto ya que al fin lo importante es que el protagonista asuma el rol de la otra parte. Pero la realidad nos muestra que tiene un impacto más importante de lo que puede parecer y que tal y como introduce Moreno la segunda forma es mucho más eficaz y coherente, con mayor poder terapéutico ya que el intercambio completo de rol es lo que mejor ayuda a ver la situación desde el otro punto de vista.

En el segundo caso realmente se da el cambio completo, te doy mis ojos y tomo los tuyos, en el primer caso se da un cambio incompleto, tomo tus ojos y te aparto a un lado.

En apoyo del primer método puede parecer que sea más fácil, evita confusiones de rol cada Yo auxiliar esta siempre en su sitio y es el protagonista el único que se “pasea por los roles haciéndose cargo de las diferentes posiciones por sí mismo. Pero realmente falta el cambio de rol completo para el que se requiere que cuando Yo asumo el rol del otro, a la vez, el otro asuma mi rol, así puedo experimentar la asimetría de la relación desde ambas posiciones ya que no es sólo que Yo vea lo que el otro hace, necesito a la vez ver como el otro puede y de hecho ocupa mi espacio y como actuaría él desde mi posición. Este es el verdadero y pleno poder terapéutico del psicodrama, el reajuste que se produce al intercambiar los roles.

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