Sábado 19 de mayo de 2012.
Encuentro intimista, reducido grupo en el que se pueden crear vínculos. Vínculos dentro de la historia vincular del grupo, pedazo desprendido de su grupo matriz, para dar lugar a una matriz psicodramática propia, autónoma y propicia para la creación… in estatus nascendi.
Desde la cordialidad social, de a poco, los vínculos se estrechan, nace la confianza y la intimidad se hace propicia para las confidencias, para hablar de lo Divino y de lo Humano.
Existe interés y confianza para compartir historias personales, el emergente grupal se articula en torno a de las dificultades en las relaciones, especialmente el impacto de los otros sobre nuestra armonía. ¿Por qué en ocasiones nuestra armonía se perturba? Racionalmente entendemos el proceso, el problema, incluso sabemos cómo manejarnos con él, pero… nos sentimos mal, el miedo percibido en el otro, la demanda imposible de satisfacer, el reproche o el menos precio, estamos vacunados contra ellos, pero no deja de dolernos, nos trae angustia, tristeza, enfado.
Trabajamos sobre tres situaciones, aparentemente independientes, pero que comparten este emergente grupal.
En la primera de ellas el protagonista no alcanza a satisfacer la necesidad del familiar próximo, se entremezclan los problemas materiales, económicos, y los afectivos, se descubre una historia de abandono y pérdida que afecta a ambos, el protagonista quiere separar la demanda material de la afectiva, pero son inseparables, es necesario incorporar comprensión y renuncia, para que el cariño, apoyado sobre la aceptación, pueda fluir. Reconocer derechos en el otro difíciles de asumir, aceptar la autonomía e independencia del otro, dar más para llegar a recibir. La dramatización, a lo largo de una sucesión de tres escenas, permite vivenciar todos los procesos dolorosos que han dado lugar al alejamiento e incomunicación actual y permiten percibir los cambios que se puede ir incorporando para comenzar a trasformar la situación.
Se aprecia que no se ha podido alcanzar el núcleo del problema del protagonista, no obstante, se abren nuevos caminos que invitan a ser recorridos en los que se puede encontrar un alivio al sufrimiento y una mejora de la relación.
En la Segunda el protagonista siente la angustia cuando el reproche se hace presente, angustia que resulta paralizante y hace crecer el conflicto que se prolonga en el tiempo con gran sufrimiento. En este caso, en encuentros familiares el protagonista siente la necesidad de defender su espacio, del modo que sabe hacerlo, pero esta defensa da lugar a la ofensa en el otro, seguida del reproche y diferentes expresiones de menos precio hacia el protagonista que siente como pierde todo su valor siendo presa de la angustia paralizante. Esta escena actual con el familiar se enlaza con una escena de adolescencia en la que el padre, se muestra des-afectuoso, pensando sólo en sí mismo, y con reproches sancionadores hacia el protagonista. En esta escena el protagonista descubre porque le afecta tanto el reproche, la necesidad de diferenciarse de la figura del padre, necesidad que se prolonga en deseo de independencia entremezclado con interés por los otros y necesidad de aprobación. Regresando a la escena original el protagonista descubre la respuesta apropiada ante el reproche, modos más efectivos de cuidar de su autonomía personal y un modo más personal y positivo de mostrar el interés por los demás.
En la tercera escena, el protagonista tiene que acompañar a un familiar afrontando el temor a la muerte que les resulta angustioso. Se muestran las dificultades de relación que han tenido, el elevado grado de exigencia y una posible dureza afectiva que les ha acompañado en su relación. Se trabaja hasta en tres generaciones previas, observando el patrón relacional de disciplina y dureza afectiva a lo largo de las generaciones de ambos. La dramatización permite mostrar el afecto latente bajo la disciplina normativa, la dificultad socio cultural para mostrar en afecto en sus entornos. Se produce una reintegración de los afectos de modo que el protagonista puede recibir mensajes positivos de cada generación que le ayudan a superar su angustia, a sentirse mejor, liberado de temores ancestrales.
En la fase final, de elaboración y compartir experiencias vividas, se crea una atmosfera altamente propicia, intimista y favorecedora de la plena expresión humana, los vínculos se afianzan y hay libertad para abordar una variedad de temas desde los intereses personales hasta las preocupaciones sociales y universales. Es especialmente interesante la vinculación de las ideas de Moreno sobre el átomo social, y personal, sobre la matriz, en su enlace con un universo que no solo continúa siéndonos desconocido sino, incluso, debemos reconocer como inabarcable, para las capacidades humanas. Ante la inmensidad de la trascendencia, trascendencia más allá de los límites de nuestro conocimiento, o de nuestras capacidades, tanto personalmente, como en tanto que seres humanos, no nos puede caber más que el máximo respeto, por todo lo Divino y Humano.
Un afectuoso abrazo para todos los participantes.