El pasado 27 de febrero hablábamos del trabajo psicodrámatico usando Auxiliares del propio grupo elegidos por el protagonista para desempeñar un rol en su escena. Cuando comenzamos a trabajar con un grupo terapéutico, evidentemente, serán Auxiliares que carecen de un entrenamiento específico para realizar sus funciones psicodramáticas, por lo que se hace necesario realizar una labor de preparación previa, desde unas meras instrucciones sobre cómo deben actuar, hasta una completa preparación -sobre la marcha-, por inmersión, en la que puedan desarrollar las habilidades necesarias al mismo tiempo que se incorporan a las escenas.
Lo más evidente puede parecernos comenzar con una explicación, más o menos amplia, pero debemos observar el riesgo de que tales explicaciones coarten la creatividad y condicionen la espontaneidad para una participación necesariamente vivencial. Es por esto, que nos parece más recomendable que tal explicación, mínimamente necesaria, para comprender el trabajo que se va a realizar sea, al mismo tiempo, lo más escueta posible, breve y centrada en la representación a realizar.
Más importante que las explicaciones tendemos a considerar que es la vivencia experimentada a través de ejercicios específicos de caldeamiento para los Yo Auxiliares, estos los hacemos aún antes de iniciar la escena del protagonista, incluso antes de haberse hecho presente este, cuando todo el grupo desconoce quiénes serán Yo Auxiliares.
Lo más indicado es usar pequeñas escenas, espontaneas, en las cuales los participante se familiaricen con la representación, comiencen a mostrar lo que pasa en diferentes situaciones vivenciando lo diferente que resulta mostrar que contar. Seguidamente, en estas escenas se pueden introducir breves cambios de rol para que los participantes experimente lo que se experimenta al cambiar de rol, aprendiendo a diferenciar los aspectos que, inevitablemente, se trasportan del rol original, los que se toman del rol adquirido, los que no pueden tomarse, la dificultad para reproducir la genuina expresión del rol al que se cambia.
Todo ello permite tomar conciencia y experiencia de la necesidad de escuchar con atención, más que escuchar captar, al rol; para, llegado el momento, poder mostrar dicho rol del modo que sea útil al protagonista.
Una vez que mediante estas escenas el grupo se ha familiarizado, primero con el desempeño del rol y luego con el cambio del rol el grupo estará preparado para bordar su primer desarrollo psicodramático.
Es importante para el Director tener en cuenta que en estos casos de los tres papeles habituales del Yo Auxiliar: Desempeño de roles, Agente Terapéutico e Investigador Social, el primer objetivo es satisfacer el primero de ellos. La función de agente terapéutico deberá ir guida de la mano del Director quien a través de sutiles indicaciones será quien marque al Yo Auxiliar “amateur” el momento de añadir algo. Finalmente, la función de investigador social, probablemente no pueda ser realizada durante bastante tiempo, hasta no haber completado el proceso de adquisición de rol diferenciado en el grupo.
El desarrollo de la escena psicodramática, también está afectado por la participación de Auxiliares no entrenados. En primera instancia el Director debería orientar a los auxiliares para centrarse exclusivamente en la reproducción de los roles tal y como los presenta el protagonista. Esto supone hacer avanzar la dramatización de modo lento y seguro, siguiendo el esquema clásico en el que sólo el protagonista conoce a los roles “invitados”, es el quien muestra lo que hace, dice y siente cada rol en la escena.
Esto supone que la introducción de cada rol auxiliar en la escena comienza cuando el protagonista toma el rol incorporado y muestra su actuación en la escena, seguidamente el rol auxiliar es dirigido para limitarse a reproducir lo más fielmente posible el rol tal y como lo ha mostrado el protagonista, que no es poco.
Sistemáticamente el protagonista irá tomando cada rol y mostrando su actuación.
Solo cuando todo los roles han sido mostrados la escena avanza.
Pero la cuestión es ¿cómo avanza la escena si todos los participantes se limitan a reproducir los roles presentados y asignados sin aportar nada nuevo?. Precisamente, esta es la clave del psicodrama clásico es el propio protagonista quien al desempeñar los diferentes roles alcanza una nueva comprensión de la escena y es el mismo quién sentirá la necesidad de incorporar los necesarios cambios, posiblemente tras experimentar en profundidad una variedad de emociones, eventualmente de alta intensidad.
La variedad de técnicas complementarias a las que puede recurrir el Director, son para el protagonista, y están a su servicio, son útiles en la medida que ayudan a vivir diferentes aspectos de la escena.
Hay que vivirlo para creerlo.
Irrelevante y poco realista, está desconectado con el desarrollo real del psicodrama.
ResponderEliminar