sábado, 5 de enero de 2013

Duelo y celebración

Otro año más. 

Del viejo me despido.
Al nuevo lo recibo expectante de su juventud.
Nuevamente otro año más que nace sin saber lo que le espera. 

Reflexiono sobre lo que he vivido este año que murió y del que me despedí con un ritual que cada año realizo. 
A saber, reunión familiar, preparación de la fiesta de despedida, roces con la familia, apaciguamientos y finalmente festejo de la muerte del viejo (año) y gran celebración, con grandes comidas, cohetes, abrazos y besos, del nacimiento del niño (nuevo año). Hoy tiene tan sólo unos días y ya me parece muy conocido.

Mirando en qué me he dejado influenciar por los sucesos y personas que en el año anterior estuvieron cerca de mí, veo cosas bonitas: reuniones con amigos que resultaron satisfactorias, trabajos realizados que terminaron bien, amistades que pasaron por la casa donde vivo, amistades pasajeras que rozaron mi corazón y cómo no, amistades que siguen siendo y estando en él. 
Como logro de esta parte, veo que he sido capaz de abrir el corazón a personas que se han acercado y que lo han rozado y en ocasiones lo han tocado algo más y que han sido capaces de no lastimarlo. Sí me parece que hay sucesos que han dejado un poso, como café poco molido, más grueso que otros, y que me han enseñado que no siempre se está en sintonía y que no por eso la distancia se agranda. 

Mis deseos y esperanzas. ¡Sí! esta época en la que espero ser capaz de mantener mi confianza en las personas que, por una razón u otra entren en mi corazón o se acerquen a curiosear. Sujetaré  la puerta abierta para que pase quien quiera,  o mantendré la ventana abierta para que quizás (quien no se atreva a entrar por desconocimiento o temor) se asome por esa ventanita que he abierto y que no pienso cerrar. Pues este viejo, que ha muerto feliz, me ha enseñado que aunque en ocasiones me siento molesto cuando personas ajenas o extrañas miran dentro, y eso sé que es cosa mía, pienso que no hacen más que asomarse desde el desconocimiento para curiosear, pero sin maldad. Espero que esas personas que se acerquen, sean cuidadosas y sepan entrar o pasear por mi césped sin destrozarlo, pues me ha costado mucho tiempo y esfuerzo mantenerlo así. 
Lo planté hace tiempo con mucho cariño, lo he regado cada día para que se mantenga verde y lo más bonito posible cuando vengan amigos o visitas a verlo y lo he cuidado para que no se marchite ni se pudra. Sólo les pido a las personas que se asomen o entren, que por favor no lo dejen peor de lo que estaba antes de entrar.

Entre estas esperanzas se encuentran también las de poder seguir sembrando, a lo largo de este aún joven año, nuevas plantas, frutales, hiervas aromáticas, flores, que regando día a día y alejando los pulgones que las quieran estropear poder disfrutar de un buen manjar con los amigos que sinceramente se acerquen a compartir las viandas y la buena compañía.

Espero que salga un sol radiante y caiga una fina lluvia para que estas esperanzas crezcan igual que las flores y plantas  sembradas.

1 comentario:

  1. Me gusta y mucho, eres todo un poeta, yo no lo hubiese expresado mejor.
    Espero poder entrar en tu jardín y no cargarme nada.
    Ya sabes a veces me emociono tanto que parezco como tu me dices un elefante en una cacharreria, y tienes razón, de verdad.
    Un besito
    Marta

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